La figura de Rodolfo Walsh resulta ineludible al momento de desarrollar la temática de periodistas víctimas del terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico militar. No obstante, el del autor de la célebre “Carta abierta de un escritor a la Junta”, “Operación Masacre”; “Quien mató a Rosendo” y tantas páginas de crónicas e investigaciones periodísticas no fue el único caso de un periodista perseguido por la represión genocida. En nuestra provincia se pueden destacar los casos del escritor Miguel Ángel Molfino, Hugo Dedieu, Luis Alarcón, como algunos de los trabajadores de prensa quienes si bien lograron sobrevivir, tuvieron que sufrir torturas y encarcelamiento en las mazmorras de Videla y compañía. Y asimismo, hay otros casos, como los del matrimonio de Juan Carlos García del Val y Fredesvinda Ferro, integrantes de la redacción de El Territorio y de Norte y ambos desaparecidos, lo mismo que Adela López creadora de la orginalísima experiencia de “El campesino” el diario de Ligas Agrarias, y también el de Rubén Amarilla, desaparecido a sus 24 años. Rubén no fue periodista, pero trabajó en el Sindicato de Artes Gráficas del Chaco desde 1970 hasta 1972, época en la que la sede fue un centro de reunión de obreros y estudiantes.
JUAN CARLOS Y FREDESVINDA
Según consta en el último informe realizado por el Registro Único de la Verdad – CPM CHACO, “Historia de organizaciones políticas en el Chaco” Volumen 1, Juan Carlos García del Val nació el 22 de septiembre de 1938 en Entre Ríos y desapareció el 9 de julio de 1976. Fredesvinda Ferro nació el 26 de junio de 1933 Santa Fe. Fue vista por última vez el 7 de junio de 1977. Se conocieron en Pcia. Roque Sáenz Peña y compartieron la militancia en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el trabajo en Diario Norte. Tuvieron dos hijos, Mónica Elizabeth y Rudyar Eduardo.
Siendo uno de los primeros linotipistas del Chaco, el padre de Juan Carlos trabajó en el diario La Acción y posteriormente en el diario El Territorio junto él mismo.Juan Carlos también colaboró como corresponsal del diario El Territorio en Barranqueras hasta que fue despedido. Posteriormente se desempeñó como secretario de redacción en el diario Norte. Fredesvinda y su esposo aparecen en una lista de los Archivos del Terror como integrantes del PRT-ERP.
A partir de 1975 Juan Carlos se trasladó a vivir a Buenos Aires sin su familia —se cree que por presiones de la Triple A— y continuó trabajando como periodista.
En 1976 Fredesvinda se trasladó junto con sus hijos a vivir con Juan Carlos. Al parecer, allí funcionó una biblioteca y una imprenta de la organización. Según testimonios de vecinos, el 9/07/1976 en horas del medio día, tanto Juan Carlos como su hijo fueron retirados de su domici lio particular. Varios individuos fuertemente armados que decían pertenecer a Coordinación Federal los envolvieron en sábanas y posteriormente los llevaron en el baúl de un vehículo de dicha repartición. También hay versiones de que previamente al traslado se produjo un enfrentamiento en la vivienda. El lugar fue posterior mente ocupado por un oficial de la Policía de Buenos Aires, quien dijo obtener el inmueble por intermedio del comisario de la zona. Inmediatamente después, Fredesvinda comenzó a realizar denuncias en el Episcopado.
El 7 de junio de 1977, aproximadamente a las 5:00 de la madrugada, irrumpieron en el domicilio hombres uniformados del Ejército y otros vestidos de civil. Luego de requisar la casa, trasladaron a todas las personas en un camión del ejército con rumbo desconocido. Tanto Fredesvinda, su hija y su hermana Lelis junto con una familia de apellido Fote ( uno de los hijos estaba en pareja con la hija de Fredesvinda) y la niñera, fueron detenidos. La hija menor de los Fote y el hijo de la niñera fueron dejados a cargo de unos vecinos y retirados por la policía al día siguiente. Abuelas de Plaza de Mayo recuperó posteriormente.
ALICIA LÓPEZ
En el mes de septiembre de 1972 aparece el primer número de “El Campesino”, el órgano de prensa oficial de las Ligas Agrarias Chaqueñas, con un tiraje de 10.000 ejemplares. Sus ejemplares recorrieron el Chaco de mano en mano, con información sobre el acontecer del agro y la situación política de todo el NEA, una original experiencia de comunicación popular para la difusión de las posturas de los trabajadores del campo, históricamente perjudicado por los monopolios comercializadores, los latifundios y la omisión de un Estado cómplice de las patronales agropecuarias.
Gran parte de todo ello fue obra de Alicia López, profesora en Letras oriunda de Santa Fé, que realizó una militancia docente en el norte de la citada provincia y luego en el interior del Chaco. Nació en la ciudad de Santa Fe el 7 de noviembre de 1945. Fue secuestrada el 21 de octubre de 1976 de su domicilio. Tenía 30 años.
Alicia López realizó una tarea de coordinación en El Campesino, con la redacción de los temas formativos, humanos y cristianos. También hacía que los campesinos escribieran y después reescribía los textos. Un compañero de militancia relata: “ En Roque Sáenz Peña teníamos un salón, tipo galpón, de las Ligas Agrarias. Allí se hacía el periódico, y cuando estaba por nacer Luisito, el menor de los hijos, Alicia estaba trabajando con sus papeles, con la máquina de escribir, hasta que en un momento avisó: “Me parece que ya viene”, y así su hijo nació entre los papeles del periódico”.
Alicia era descendiente directa del brigadier Estanislao López. El bisabuelo fue presidente del Comité de la Unión Cívica Radical y su abuelo fue dirigente yrigoyenista, jefe militar de la Revolución de 1933 que se levantó en Santa Fe contra la dictadura de Uriburu. En 1969, Alicia y su esposo Luis Juan Rodríguez se trasladaron desde Santa Fe al Chaco para trabajar junto al obispo Italo Di Stéfano. Él era abogado y ella profesora en Letras, título obtenido en la Universidad Católica de Santa Fe. Se habían conocido en 1968 cuando ambos fueron a los campamentos juveniles del cura Llorens en Mendoza. En el Chaco se radicaron inicialmente en la localidad de Tres Isletas, donde nació María Isabel, la mayor de los tres hijos del matrimonio. Allí se vincularon con el Movimiento Rural Católico orientado por el obispo, uno de los movimientos sociales más importantes y con fuerte inserción entre el sector de base que lo componía. Alicia también fue docente del Colegio Nacional y de la Escuela Normal, de la que fue directora.
Su esposo Luis fue detenido a principios de 1975 y puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Mientras estuvo en la cárcel de Resistencia, Alicia vivió en esa ciudad con sus tres pequeños hijos. Cuando lo trasladaron a Rawson, Alicia volvió a Santa Fe, donde se produjo su secuestro el 21 de octubre de 1976. Permaneció detenida en la comisaría de la Seccional Cuarta de Santa Fe y posteriormente fue asesinada. Sus restos nunca fueron entregados a su familia. El comisario responsable del centro clandestino de detención donde permaneció alojada Alicia fue condenado por el Tribunal Oral Federal en 2010.
María Isabel Rodríguez, su hija recuerda que «En EL CAMPESINO muchas cosas las escribían los mismos campesinos, la mayoría con poca instrucción… Cuentan que mi madre tenía la habilidad de tomar sus notas, corregirlas y redactarlas de tal forma que los que las habían escrito se reconocían en ellas y podían decir ‘la hemos hecho nosotros mismos’. Tenía esa capacidad de ser necesaria y pasar desapercibida al mismo tiempo. Era una mujer de estatura baja, pesaría unos 40 kilos, hablaba poco, todos los que la recuerdan, y yo misma, digo de ella que era de pocas palabras. Pero se expresaba mucho por escrito. Su voz me ha llegado a través de largas cartas en las que se explayaba y contaba su mirada de la realidad”.