Las personas de la comunidad LGBTINB+ marcharon ayer por las calles de Resistencia al grito “tierra, techo, trabajo, salud y educación para nosotres”. A pesar de los controles estrictos y el distanciamiento social, las personas disidentes sexuales e identitarias de Chaco organizaron una concentración y manifestación para que el mes del orgullo no pase desapercibido ante la urgencia de un colectivo que sigue atravesando muchas vulnerabilidades.
Según indicaron, a los cuatro años de hambre y desempleo “que dejó el gobierno de Mauricio Macri, este año le sumamos la cuarentena”. Un centenar de personas “maricas, tortas, travestis, bisexuales, no binaries y más” se sumaron al recorrido, siempre bajo las advertencias de prevención como distanciamiento, uso de barbijos y alcohol para manos.
Desde las 17, se empezó a reunir gente en la tradicional esquina de la marcha del orgullo en Resistencia: entre las avenidas 9 de Julio y Vélez Sarsfield. “Este el décimo año ininterrumpidos que marchamos, porque existimos y resistimos”, vociferaron. Una particularidad de este año fue la organización de la marcha, con muchas personas referentes de espacios políticos y organizaciones feministas y sociales acompañando, pero que no conformaron en bloques cerrados; así hubo una real unión entre personas independientes y referentes, de todas las edades y proveniencias.
Otra, fue que se llevaron pedidos puntuales: la marcha desvió hasta la Municipalidad de Resistencia, dónde una mediadora recibió un petitorio firmado, dónde se destaca la exhortación para que se cumpla la inclusión travesti-trans en la administración, algo que ya se había aprobado en el Concejo Deliberante.
Luego, al llegar a Casa de Gobierno, solicitaron lo mismo, alguien reciba el pedido de ayuda y beneficios para las personas del colectivo en situación más vulnerable. Rodeado el edificio gubernamental y la Catedral por un excesivo número de policías, lo cierto es que no hubo ninguna provocación. Se habló sobre todo de trabajo, de acceso a la salud y, especialmente al Ministerio de Desarrollo Social, de ayuda alimentaria para personas trans. Hicieron hincapié en que la cuarentena afectó o puso en relieve aún más las vulnerabilidades del colectivo.
Desde violencia intrafamiliar por identidad u orientación sexual, ante la imposibilidad de trabajar para quiénes subsistían con emprendimientos, ferias, trabajo sexual, etcétera. También, la inflación afectó el acceso a tratamientos hormonales que en Salud Pública se redujeron y la compra aumentó considerablemente. Igual reclamo viene hace tiempo con retrovirales y tratamientos de VIH, además de que la pandemia por coronavirus puso bajo la alfombra reclamos urgentes del colectivo como un nuevo proyecto de ley sobre la materia.
Otra realidad que hizo necesaria esta marcha tiene que ver con los crímenes de odio que no cesaron. El año pasado un conocido militante gay de la ciudad, Franco Ramírez fue atacado brutalmente a golpes por un grupo de varones. Este año, se sumó el asesinato homo-odiante del correntino Enzo Aguirre en Buenos Aires.
La marcha, también como un sello característico de tomar los espacios públicos de la ciudad, terminó en la plaza España.