Derechos Humanos

Quiénes son las seis mujeres que siguen detenidas tras la represión en el Congreso

Camila Juárez, Sasha Lyardet, Ramona Tolaba, María de la Paz Cerutti, Daniela Calarco y Lucía Belén son las seis mujeres que aún se encuentran detenidas en el Penal de Ezeiza. Estas son sus historias.

La feroz represión del miércoles 12 de junio en las inmediaciones del Congreso de la Nación terminó con 33 detenidxs. Diecisiete de ellxs fueron liberadxs el viernes sin un criterio conocido. De las 16 personas detenidas, diez hombres están en la cárcel de Marcos y las mujeres, seis, en Ezeiza.

Organismos de Derechos Humanos y referentes del arco político denunciaron ante la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la represión inusitada de las fuerzas de seguridad durante la movilización contra la Ley de Bases. Se trata de un atentado contra el derecho a la protesta.

El viernes pasado se formuló la demanda en una conferencia de prensa realizada en la sede del Servicio Paz y Justicia de Argentina (Serpaj). Allí, les oradores coincidieron en reclamar de forma urgente «la inmediata liberación» de les detenides y en que las acusaciones son «arbitrarias y sin pruebas».

La jueza María Servini de Cubría liberó el viernes a 17 de les detenides y está evaluando la situación de les 16 que aún permanecen encarcelades. En tanto, el fiscal de la causa, Carlos Stornelli, apeló la liberación de 14 detenides.

Sobre les manifestantes pesan acusaciones de delitos «contra los Poderes Públicos y el Orden Constitucional», «contra la seguridad pública», «instigación a cometer delitos» e «incitación a la violencia colectiva en contra de las instituciones», entre otros.

Las mujeres

Camila, Sasha, Ramona, María de la Paz, Daniela y Lucía Belén son las seis mujeres que aún se encuentran detenidas en el Penal de Ezeiza. El pedido por su liberación fue acompañado por la organización Ni Una Menos desde el momento de la detención.

El fin de semana, la legisladora por la Ciudad de Buenos Aires de Unión por la Patria, Victoria Montenegro, visitó la cárcel de Ezeiza junto al Comité Nacional contra la Tortura. Actualmente, las seis mujeres se encuentran en un pabellón de pre ingreso. Sus familiares y organizaciones piden en principio su libertad y que permanezcan juntas frente a la “amenaza de ser separadas” por parte del Servicio Penitenciario.

Presentes conversó con personas allegadas a las seis mujeres para conocer sus historias.

Paz Cerutti

María de la Paz Cerutti tiene 43 años. Fue detenida en Moreno e Irigoyen, a 13 cuadras del Congreso de la Nación. Es profesora contable y trabaja desde hace 15 años en el Ministerio de Economía. En los últimos meses había estado de licencia por salud mental y ese día se reincorporó.

Paz pasó por la manifestación contra la Ley Bases. Allí estaba un compañero de trabajo y quería avisarle que su licencia había terminado. “Venía de un trámite personal y pasó a manifestarse como todxs contra esta ley que vende la patria”, cuenta a Agencia Presentes Eva Rojas, una de las hermanas de María de la Paz. Lejos del Congreso y cuando la policía la vio cruzar la calle, le pidió que se identificara y ella gritó su nombre. Allí avanzaron contra ella y la detuvieron.

“Para nosotros es un horror. Tenemos cinco detenidos desaparecidos durante la dictadura cívico militar, en lo particular yo fui secuestrada en marzo del 76. Nuestra vida está atravesada por la dictadura, por eso nos preocupa la salud mental de mi hermana”, dice Eva. “A mí me avisó un compañero de la Comisión de Prevención contra la Tortura que estaba hablando con mi hermana detenida. Al rato apareció este video y ahí nos dimos cuenta de que esto iba a ser una pesadilla”, agrega.

Ramona Tolaba

Como en cada convocatoria, Ramona Tolaba de 54 años, trabajadora de casas particulares, se acercó a la manifestación para sumarse a los reclamos contra la Ley Bases.

Cuenta Paola Costas, una de sus hijas, que la mujer suele ir sola a las marchas y que no pertenece a ninguna organización ni partido político. Llegó a la zona un poco más de las 14, y mientras caminaba, comía una porción de pizza y le iba relatando a su hija cómo estaban las cosas en la calle. “Cada una hora te voy a escribir, te aviso cómo y dónde estoy”, le dijo a su hija. En un momento, dejó de comunicarse y Paola esperó hasta las 19.30 y empezó a llamarla, preocupada. Luego se enteró que su mamá había sido detenida a las 18.20 en Avenida de Mayo y Santiago del Estero.

“Ella nunca se acercaba a los lugares donde estaba complicado. Me contó después que vio que estaban desconcentrando y se detuvo a hablar con un jubilado. En eso aparecieron motos y tiraron balas de goma. Ella corrió por Santiago Del Estero. Allí se protegió de las balas detrás de un auto y ahí fue cuando la detuvieron. También estaba Lucía Belén, en ese momento no se conocían”, cuenta Paola.

Lucía Belén

Lucía Belén no soportaba ver las imágenes de la policía golpeando a los jubiladxs que el miércoles 12 de junio se estaban manifestando en los alrededores del Congreso de la Nación. Decidió ir hasta el lugar sola y llegó alrededor de las 17. Para sentirse más segura, le compartió la ubicación a su mejor amiga, Aylén. También le enviaba videos mostrándole cómo estaba la situación. Alrededor de las 18.30 logró avisarle que la acababan de detener.

Al igual que Ramona Tolaba, Lucía Belén ante las balas de goma y los gases, corrió por Santiago Del Estero para protegerse. Allí se escondió detrás de un auto, también estaba Ramona. A ambas las detuvieron ilegítimamente.

Lucía Belén tiene 26 años, es bibliotecaria y estudia Letras en la Universidad Nacional de Hurlingham. Apenas supo de su detención, Aylén salió a buscarla. Logró verla varias horas después en Chacarita. “Me contó que estaba caminando por Avenida de Mayo y que la policía motorizada empezó a disparar balas de goma al aire. Ella empieza a correr y ella se esconde detrás de un auto junto con Ramona. Ahí le detienen la policía de la Ciudad. Me contó que le pegaron una trompada en la cara, la tiraron al suelo y le pusieron 7 precintos. En ningún momento le dijeron por qué le estaban haciendo eso. Estuvieron dos horas en el piso junto a otras cuatro personas”.

Patricia Daniela Calarco Arredondo

El miércoles pasado, Patricia Daniela Calarco Arredondo se encontraba junto a su pareja y compañeres de militancia en la columna del Movimiento Teresa Rodríguez (MTR) Votamos Luchar por el Cambio Social, cuando las fuerzas de seguridad comenzaron a reprimir. Luego de atravesar un embudo en la Avenida de Mayo logró doblar en 9 de julio, mientras a sus costados personal policial avanzaba en motos disparando balas de goma y gas pimienta.

«Nos atropellábamos entre nosotros porque no podíamos ver», contó a Presentes María Emilia «Coca» Manazza, pareja de Daniela. «Estábamos a unas 13 cuadras ya del Congreso cuando la agarró de atrás un policía de civil, con toda la brutalidad e impunidad que tienen. Traté de forcejear para sacarla, pero no se podía».

Sasha Lyardet

Sasha Lyardet es estudiante de la licenciatura en Estudios de la Comunicación en la UNSAM y este miércoles cumplirá sus 25 años detenida en el Penal de Ezeiza. «Queremos que pueda celebrarlo en libertad», expresó su pareja, Nahuel Schiavoni, a Presentes.

Cuando Nahuel pudo hablar con Sasha, la joven le pidió que no le lleve libros, sino los apuntes de su carrera para seguir estudiando. «Le apasiona mucho», comentó Schiavoni. Ambos se conocieron en el 2018 militando juntes en el partido Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) y desde hace unos años son pareja. El día en que recibió la noticia de la detención estaba trabajando de guardia en una farmacia. «Entré en shock por un segundo y me tuve que poner a mover rápido, no me pude dar el lujo de estar en shock», recordó.

Camila Belén Juárez Oliva

Camila Belén Juárez Oliva es la amiga de Sasha que en las corridas del miércoles pasado tropezó con un cantero en la vereda. Tiene 33 años y es madre de dos niños de 8 y 11 años. Estudia Sociología en la UNSAM y lleva adelante un emprendimiento gastronómico junto a su pareja, Nestor.

El domingo pasado, su madre Silvia Oliva pudo visitarla junto al hermano de Camila y su pareja. Estuvo desde las nueve de la mañana hasta las once de la noche en la puerta del penal, mientras personas autoconvocadas se acercaban a traerle una gaseosa o un chocolate para «endulzarme el alma», dice ella. También había decenas de amigas de Camila.

«No sabían que tenía tanta gente que me quería, ¿no?», dijo Camila a sus familiares cuando le contaron quiénes se habían acercado a acompañar.

Fuente: Agencia Presentes

 

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