(Por Nancy Sotelo) elDIARIO reproduce a continuación, el texto enviado por Sotelo: En diciembre de 2011 Carla Figueroa fue asesinada por Marcelo Tomaselli. Este femicidio permitió al país entero conocer que nuestro código penal contemplaba la figura de “Avenimiento”, más precisamente en el artículo 132 permitía que un tribunal perdonara a un violador «si la víctima lo requería y se casara con él”.
Por unas horas los noticieros mostraban una y otra vez el cuerpo de Carla dentro de una bolsa plástica, acompañado del cruel relato: “Perdonó a su violador y se casó con El”
La historia, como siempre no contada, era mucho más larga. Carla comenzó su noviazgo con Tomaselli desde muy joven, tuvieron un hijo, en medio de una relación muy violenta, Ella decide separarse y a partir de allí la violencia aumentó.
Tomaselli la busca en su lugar de trabajo y bajo amenazas y golpes la viola, además de torturarla diciéndole que iba a terminar como su mamá, la madre de Carla fue asesinada por su padre cuando Carla tenía sólo 8 meses.
Violencia más violencia.
Por estos hechos Tomaselli fue preso y desde la cárcel, junto a su abogado, continuó presionando a Carla para que se casara con él, logrando finalmente que Carla acepte. Una semana después ya en libertad fue a buscarla. La mató delante de su pequeño hijo.
Un tiempo después, año 2012, la Cámara de Diputados aprobó la Derogación de la figura de avenimiento del Código Penal la cual permitía que un violador o responsable de abuso sexual eludiera la cárcel si era perdonado por su víctima.
Las mujeres siempre ponemos el cuerpo, las que estamos vivas y las muertas, asesinadas, también. No fue casualidad que el Congreso derogara la figura de avenimiento, fue por la crueldad y violencia que significó el femicidio de Carla, su cuerpo en una bolsa visibilizó la responsabilidad del Estado que por acción o como la mayoría de las veces, por omisión se lleva puesta nuestras vidas.
El Gobierno nacional ha institucionalizado la violencia hacia nosotras, el ministro Libarona propone quitar la figura de femicidio del Código Penal, es un ataque a la sociedad toda, no sólo al “feminismo” que parece molestarles tanto. “Ninguna vida vale más que otra”, dice el ministro mientras el desprecio, la discriminación, el odio, la intolerancia, parece ser el camino elegido por una gestión que a gritos propone desmantelar el Estado, marcando como su enemigo a toda persona que piense distinto. Ostentando despedir trabajadores para garantizar el “ajuste necesario”. Sentenciando a miles de jubiladas/os a elegir en comprar su medicamento o la garrafa de gas.
No por ignorancia proponen quitar la figura de femicidio, es por misoginia y poder.
Las palabras no alcanzan, no alcanza con decir que extraño a mi hermana cebando teres mientras escribo, o viéndola hacer chipacitos para mi mamá, un femicida decidió con plena conciencia asesinarla. Decidió y mató.
Toda vida vale, pero no todo asesino es igual.
Manifestate, si no podes ir a la marcha, manifestate en las redes, en tu casa, con tus amigas/os, en tu trabajo, donde sea.
Manifestate con la palabra, el verdadero enemigo es el silencio ante las injusticias.
Nuestros derechos no son privilegios.