En la madrugada del lunes 13 de diciembre de 1976, a 30 kilómetros de Resistencia, un grupo de presas y presos políticos fueron fusilados durante un traslado que fue disfrazado de enfrentamiento. Cuarenta años después, Karina Favaro de La Rioja, Daniela Almeida de Corrientes y Alejandro Pérez de Resistencia fueron convocados por la escultora local Itatí Cabral para trabajar en colaboración un conjunto de piezas sobre bloques de mármol y granito gris.
La obra busca representar un momento de contemplación, para la reflexión y el dialogo, en comunicación con elDIARIO, Itatí Cabral, impulsora e ideadora de la iniciativa nos comenta que “trabajar colaborativamente tiene que ver con la lucha y la militancia, me parecía importante que la obra también tenga carácter colectivo” y agregó que, al principio, este proyecto fue ideado junto al escultor Walter Sotelo, quien falleció el 13 de febrero y a quien los participantes recordaron en todo momento alegando “que aún debe estar guiándolos”.
En alusión al trabajo del escultor, Cabral comentaba que es una actividad muy solitaria, “el trabajo en el taller es individual y cada uno trabaja desde su impronta” y que para encarar la construcción “se pensó en función al espacio y al territorio” en el cual serán emplazadas.
Para el trabajo mancomunado, los artistas se alojaron en Margarita Belén ya que para “armar este puente entre la memoria y la comunidad era muy importante estar y quedarnos los diez días en Margarita Belén” expreso Itatí Cabral.
“Es un material tan noble que va a resistir el calor, el frío y las lluvias. El parque ya no es solo el monumento, la idea es que con esta escultura tenga otro ambiente, un momento de reflexión y de volver a la calma” sostuvo la escultora.
Además, agregó que la obra busca formar parte de otro momento de la historia, como siguió un momento histórico después de los juicios y la reparación histórica: “Venir acá antes y después de los juicios y del sentido de justicia también sirvió para sanar”.
Así es como las representaciones «en el piso, sobre el pasto, emergen unos rostros blancos realizados en mármol que transmiten tranquilidad y reposo, acompañado de flores como las margaritas. La obra va a ser dinámica, ya que con el correr de los meses se irán agregando elementos que integren a la comunidad, especialmente a los jóvenes y así generar un sentido de apropiación, ser parte e involucrarse”.
En tanto, la pieza realizada en granito gris, hace referencia al gran árbol, como se referían las comunidades indígenas al palo borracho con hojas contenedoras con la posibilidad de almacenar agua cuando llueve y volcarlas luego a través de la misma obra.
ARTE COMO HERRAMIENTA DE MEMORIA
Durante los días compartidos, los escultores invitados recordaron que “esta instancia que Tati plantea como de reflexión y contemplación de la memoria nos sirve para entender el pasado, porque pasó y porque esto no tiene que volver a suceder”.
Daniela Almeida comentó que “es un honor compartir con Tati porque es a la vez una amiga, estamos trabajando juntas en una pieza y es una gran responsabilidad intervenir, la escultura conlleva mucho movimiento, esfuerzo y sacrifico no solo del escultor” si no de todo lo que acontece alrededor.
“Es una riqueza enorme compartir y retroalimentarnos, el trabajo colaborativo nos lleva a involucrarnos en el proceso de cada uno aprender y construir juntos” señaló Alejandro Pérez.
Por su parte, Karina Favaro expresó que “ver el proceso creativo de la escultura pública y como poco a poco tomando forma es el acto mas democrático uno se va apropiando y lo recuerda de una manera distinta”.