Durante marzo de 2022 más de 175 países acordaron crear un tratado global de plásticos para terminar con la contaminación por plásticos. Durante esta semana se llevará acabo el primer encuentro del comité intergubernamental de negociación para lograr un acuerdo en el plazo de dos años, el primer período del comité buscará elaborar un instrumento para hacer frente a la contaminación por plásticos.
El plástico presente en casi todos los objetos que usamos a diario, ocasiona un sinfín de posibilidades contaminantes para el ambiente que habitamos. Para contenerla, los líderes mundiales acordaron, en una conferencia de la ONU, colaborar para lograr un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el plástico hasta 2024.
“Este es el acuerdo multilateral más significativo en materia ambiental desde el Acuerdo de París. Es una póliza de seguro para esta generación y las futuras, para que puedan convivir con el plástico y no se vean condenados por él”, Inger Andersen, directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Para enfrentar la situación y establecer medidas de cómo abordar la producción y la eliminación de plásticos de un solo uso, delegados de la ONU, organismos especializados y ONG, debatirán y plantearán medidas de interés internacional, frente a la situación se plantea alarmante la falta de cifras concretas en cuanto a las estadísticas disponibles. Hasta el momento no existe una obligación global que determine un reporte por parte de las industrias, como el contexto actual frente a la crisis climática lo exige.
La Fundación Heinrich Böll, cercana al partido de Los Verdes alemanes, estima que entre 1950 y 2015 se produjeron unos 8.300 millones de toneladas de plástico en el mundo. La mayor parte se destinó a productos desechables y embalajes. Solo un 10 por ciento ha sido reciclado. El resto es incinerado, dispuesto en rellenos sanitarios o en entornos naturales.
PORQUE ES NECESARIO UN ACUERDO GLOBAL
El plástico en entornos naturales puede permanecer durante miles de años según su estructura. Frente a grandes confusiones implantadas por la industria, el plástico no desaparece realmente, solo se fragmenta en micropartículas.
Las partículas de microplásticos se encuentran en el aire, el suelo, los alimentos e incluso el agua potable y representan entre el 68 y el 91% de plásticos presente en los océanos. Se estima que un ser humano ingiere 5 gramos de plásticos cada dos semanas, lo equivalente a cuatro tapitas de gaseosas por mes y 103 al año. Entre la comunidad científica aún no hay consenso sobre los problemas que representa para la salud.
Entra las medidas es clara la necesidad de reducir el gran consumo de plásticos descartables en primer lugar. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se prevé que el consumo aumente de los 460 millones de toneladas de 2019 a 1.200 millones de toneladas en 2060, si no hay avances en políticas que regulen el consumo y su destino final.
Las legislaciones difieren según el país, la Unión Europea (UE) ha prohibido los productos de plástico de un solo uso, como cotonetes de algodón, cubiertos, o platos.
Nueva Zelanda tampoco permite los envases alimentarios de poliestireno ni las bandejas de comida de PVC. Y varios países han prohibido las bolsas de plástico.
Mientras que, en algunos países latinoamericanos como México y Chile, están prohibidas las bolsas plásticas desechables, en Argentina solo existen legislaciones que regulan esta práctica solo en grandes ciudades, dejando al resto del país sin medidas que la contengan.
“Actualmente, tenemos un verdadero mosaico de leyes”, indicó Christina Dixon, de la Agencia de Investigación Medioambiental del Reino Unido. “Pero el plástico, como material y como contaminante, es totalmente transfronterizo. Así que resulta increíblemente difícil gestionar algo que fluye por el aire, las corrientes oceánicas y a través del comercio”.
Resulta casi imposible frenar la contaminación plástica ocasionada sin abordar su producción, por eso mismo se espera que el tratado internacional incluya prohibiciones y restricciones de fabricación, además de establecer una norma mundial para que los productores informen la cantidad producida, el origen de los petroquímicos utilizados y la composición de los mismos.
Otra medida que se espera es la de establecer un fondo para ayudar a las economías en desarrollo en la transición hacia la nulidad del material de un solo uso, los micro plásticos y las redes de pesca, que componen el 90% del plástico que se encuentra en los océanos.
