En el marco de un ajuste brutal que golpea con mayor dureza a quienes dependen de su trabajo para vivir, el panorama que enfrentamos como sociedad parece un reflejo de las políticas de exclusión y concentración de riqueza que históricamente han profundizado las desigualdades en Argentina. Este modelo, impulsado bajo el argumento de «reducir el déficit fiscal», se traduce en medidas que deterioran las condiciones de vida de las mayorías y benefician a los sectores más concentrados de la economía.
El impacto es claro: una devaluación feroz que dispara los precios, en particular de alimentos, destruyendo el poder adquisitivo de trabajadoras, trabajadores y jubilados. La quita de subsidios incrementa el costo de servicios básicos como la electricidad, el agua o el transporte, mientras que las pocas medidas paliativas alcanzan solo a una fracción de quienes ya están debajo de la línea de pobreza. En paralelo, los sectores más ricos ven garantizados ingresos exorbitantes gracias a políticas que favorecen a quienes tienen capital dolarizado o inversiones financieras, exacerbando las brechas sociales.
En nuestra provincia del Chaco, este ajuste encuentra eco en las decisiones locales, donde los derechos laborales tampoco están siendo respetados. El caso de la Dirección de Mantenimiento y Servicios dependiente de la Jurisdicción 2 de la Secretaria General de la Gobernación es un ejemplo alarmante: el apriete laboral ejecutada contra un delegado de ATE, desplazado mediante un Memo (038/24) de la actuación electrónica 2-2024-2169 AE, emitido el día 15 de diciembre del 2024 a las 21hs, ya en Receso administrativo, de manera arbitraria solicitando por la arquitecta ESPECIALISTA EN HIGIENE Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO: MARIA Alejandra Godoy M.P. Nª 1557, no solo vulnera leyes vigentes, sino que evidencia una estrategia de disciplinamiento hacia quienes se organizan en defensa de los derechos de las y los trabajadores del estado. Este tipo de acciones no solo violan la normativa, sino que buscan silenciar la resistencia frente a políticas que precarizan aún más las condiciones laborales.
En este contexto, la historia de Jesús, el Hijo de un obrero, cobra una relevancia aún mayor. Su vida nos recuerda que la justicia social y la dignidad de las personas trabajadoras deben ser el pilar de toda política pública. No es aceptable que las mayorías carguen con el peso de un ajuste que beneficia a los pocos privilegiados. Este no es un camino inevitable, sino una decisión política que podría y debería revertirse en favor de un modelo inclusivo, solidario y equitativo, que honre la memoria de quienes lucharon por construir un país más justo.
(*) Secretaria de Formación, CDP ATE Chaco