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Una mirada apresurada podría considerar como un dato alentador que el retroceso interanual se haya desacelerado con respecto al casi 18% de diciembre. Sin embargo, el declive del 7,2% interanual se dio frente un enero de 2024 de muy mal desempeño (-8,3% interanual en la ventas de supermercados), en medio del fogonazo inflacionario que siguió a la megadevaluación que aplicó Milei apenas asumió. Esto implica que el mes pasado el consumo en las grandes cadenas se ubicó alrededor del 16% por debajo del nivel de enero de 2023.
Rubro por rubro
Los números de Scentia muestran que la caída fue generalizada y abarcó a todos las categorías de productos de consumo masivo.
El mayor derrumbe se dio en Bebidas con alcohol (19,3%), seguido de Impulsivos (17,4%), Bebidas sin alcohol (16,8%).
También bajaron Desayuno y merienda (9,8%), Higiene y cosmética (8,2%), Limpieza de ropa y hogar (7,9%), Alimentación (5,4%) y Perecederos (1,1%).
¿Por qué sigue en baja el consumo masivo?
La marcha del consumo masivo muestra que, a pesar de la desaceleración de la inflación medida por el INDEC, los hogares no logran recuperar capacidad de compra. En buena medida, esto es consecuencia del creciente peso del gasto en servicios que afrontan las familias trabajadoras.
Muchos de esos servicios son esenciales o inelásticos. Y varios de ellos aumentan por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC) general desde hace largos meses.
Por caso, la semana pasada el INDEC informó que la inflación nacional fue del 2,2% en enero, aunque con una gran disparidad: mientras los bienes aumentaron 1,5%, los servicios saltaron 3,8%.
De esta manera, incluso los trabajadores cuyos salarios en el último año empataron con el IPC Nacional vieron incrementada la porción de sus ingresos que se va en servicios esenciales y, por ende, tienen menos dinero disponible para comprar alimentos, productos de limpieza, artículos de higiene personal y otros bienes de consumo masivo.
Con todo, la perspectiva es que, a medida que avance el año y las comparaciones interanuales empiecen a hacerse contra los meses de caídas más abruptas de 2024, los números del consumo masivo ensayen un tenue rebote. Sin embargo, en las cadenas de supermercados coinciden en que no hay ninguna variable que permita augurar una recuperación significativa. La pauta no escrita que fijó el Gobierno para las negociaciones paritarias parece venir a reforzar esa perspectiva.
Fuente: Ámbito