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En un contexto de crisis económica y desplome del poder adquisitivo, el consumo de carne vacuna en Argentina cayó a su nivel más bajo desde 1920. Según la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (CICCRA), el consumo per cápita en 2024 fue de 47,7 kilos, un 9% menos que el año anterior. En paralelo, la carne de cerdo y pollo, junto con el huevo, ganaron protagonismo en la dieta de los argentinos.
De acuerdo con CICCRA, el 29,5% de la producción de carne vacuna fue destinada al mercado externo, alcanzando un récord histórico de exportaciones. Mientras tanto, el consumo de pollo superó por primera vez al de carne vacuna con 49,3 kilos por persona, según la Bolsa de Comercio de Rosario. La carne porcina también experimentó un crecimiento, alcanzando los 17,7 kilos per cápita.
El precio de la carne vacuna es uno de los principales factores detrás de la caída del consumo. Con cortes populares como el asado superando los 12.800 pesos el kilo y el vacío alcanzando los 14.000, muchos consumidores optaron por opciones más económicas.
El huevo se ha convertido en una de las principales alternativas proteicas. Datos de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA) indican que el consumo per cápita pasó de 127 unidades en 2002 a 352 en 2024. Este crecimiento se debe a su menor costo en comparación con la carne vacuna y a la proliferación de locales especializados en la venta de huevos.
Otro cambio en los hábitos de consumo es la elección de cortes más rendidores. «La gente busca cortes sin hueso como el bife de chorizo, que aunque es más caro, rinde más», explicó José Luis Aduna, empresario del sector cárnico. Además, cortes antes relegados como el hígado, el corazón y el mondongo volvieron a ganar popularidad.
El panorama económico también impactó en el consumo general de alimentos. Según un informe de las fundaciones Encuentro e Innovación con Inclusión, el consumo de leche per cápita alcanzó su nivel más bajo en 34 años y el de yerba mate tuvo el peor registro desde 2016. A pesar de las declaraciones del Gobierno sobre una supuesta recuperación económica, las cifras reflejan una realidad distinta.
Carniceros y comerciantes afirman que las promociones bancarias ayudaron a sostener la demanda en ciertos momentos del mes. Sin embargo, la caída en el consumo sigue siendo un fenómeno estructural que preocupa a la industria cárnica y al comercio en general.