El felino más grande de nuestro continente se encuentra en “peligro crítico”, según organismos oficiales. Es una especie “indicadora” de la salud del ambiente.
Según Greenpeace, la fragmentación y disminución de su hábitat natural, debido al avance de los desmontes, y la caza furtiva, son las principales amenazas.
Los yaguaretés del Gran Chaco Americano dependen de territorios muy grandes (400 a 2.900 km2), para su supervivencia, y el deterioro de los bosques los puso al borde de la extinción en la región. Más del 20% de los bosques del Gran Chaco fueron convertidos en pastizales y tierras de cultivo. Su biodiversidad se fue reduciendo y esto afectó particularmente a los mamíferos más grandes.
La principal causa es el avance de la frontera agropecuaria (ganadería y soja transgénica que en gran medida se exportan a China y Europa).
A su vez, los grandes depredadores del Gran Chaco, especialmente el jaguar y el puma, son a menudo cazados, principalmente por ganaderos, debido al riesgo que representan, o se cree que representan, para el ganado.
En Argentina, la especie se encuentra en Peligro Crítico (CR) en la Categorización 2019 de los mamíferos de Argentina, según su riesgo de extinción, según la lista elaborada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación y la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos.
A pesar de su estado crítico, los especialistas estiman que aproximadamente 81.000 km2 de la región chaqueña semiárida de Argentina aún tendría potencial para albergar al yaguareté. Detener los desmontes es la llave para comenzar a revertir la situación alarmante de la especie tan valiosa en nuestro país.