Un rastreo de más de seis años de los confines del sistema solar arrojó un resultado espectacular. Utilizando datos del “Dark Energy Survey”, una colaboración científica entre varios países que tiene por objeto investigar la expansión del universo, un equipo internacional de astrónomos ha conseguido identificar 461 nuevos objetos ‘transneptunianos’, TNO por sus siglas en inglés.
Esta cifra se añade a los cerca de 3.000 que ya se conocían, y ayudará a comprender mejor cómo se formó el Sistema Solar y tal vez permitirá localizar al escurridizo planeta 9, un gran cuerpo hipotético nunca observado, que sería varias veces mayor que la Tierra y que podría estar «oculto» en las regiones externas de nuestro sistema. El trabajo, que ya ha sido enviado a la Sociedad Astronómica Americana (AAS) para su publicación, se puede consultar en el servidor de prepublicaciones ArXiv.
Entre los nuevos objetos, son cuatro los que están a más de 230 Unidades Astronómicas (UA) del Sol (una UA equivale a 150 millones de km, la distancia que hay entre el Sol y la Tierra). El objeto de la Dark Energy Survey, como se ha dicho, no es buscar TNO. Sus mediciones se llevaron a cabo entre agosto de 2013 y enero de 2019, y en ese tiempo recopiló 575 noches de datos infrarrojos en los cielos del hemisferio Sur. Su objetivo principal era estudiar objetos como supernovas o cúmulos de galaxias para tratar de calcular la tasa de aceleración del universo, que se expande cada vez más rápidamente y sobre la que existen insalvables discrepancias.
Sin embargo, el alto grado de profundidad y precisión de la encuesta Dark Energy resultó ser excelente para buscar también objetos más cercanos, como los que se encuentran más allá de la órbita de Neptuno, en la región más externa de nuestro sistema solar. Gracias a estos datos, el pasado año los astrónomos localizaron allí un centenar de nuevos planetas menores, una categoría que, básicamente, incluye todo lo que no sea un planeta o un cometa. Y con este nuevo estudio, llevado a cabo por el mismo equipo de investigadores, se encontraron 461 más.
Los confines del sistema solar son lugares oscuros y misteriosos. Debido a su enorme distancia de la Tierra y a su falta de luz, los astrónomos se enfrentan a grandes dificultades a la hora de saber exactamente qué es lo que hay allí. Más allá de la órbita de Neptuno, todo un enjambre de objetos helados forma el llamado Cinturón de Kuiper, un anillo que rodea el Sol y que está hecho de los materiales originales a partir de los que se formó el sistema planetario en que vivimos.
OBJETOS TRANSNEPTUNIANOS
Prácticamente inalterados durante miles de millones de años, los astrónomos creen que esta familia de objetos conserva rastros de la dinámica del sistema solar primitivo. En aquel momento, cuando los planetas se estaban formando y moviéndose por todas partes, el sistema solar tenía un aspecto muy diferente del actual.
Después, y a medida que los planetas gigantes se fueron colocando en sus órbitas actuales, sus ‘tirones’ gravitacionales influyeron poderosamente en las órbitas de los TNO. Por eso, las órbitas resultantes, las que se observan en la actualidad, pueden utilizarse para reconstruir los eventos que las modificaron de esta forma. Y dado que los TNO pueden tener órbitas muy diferentes, cuantos más se encuentren más precisa será esa reconstrucción.
Entre todos los tipos de objetos transneptunianos, existe un grupo realmente peculiar conocido como «TNO extremos», y con distancias orbitales medias de unas 150 UA. Los astrónomos creen que constituyen pruebas sobre que «algo» está causando sus extrañas desviaciones gravitatorias. Y ese «algo» podría ser el planeta 9.
PLANETA 9
No se encontraron aún demasiados TNO de ese grupo, por lo que cada nuevo hallazgo agrega valiosos datos adicionales al misterioso planeta, que podrían ayudar a localizar o a descartar para siempre objetos transneptunianos. El nuevo catálogo presentado en este estudio agrega hasta nueve TNO extremos que eran desconocidos hasta ahora, cuatro de ellos con órbitas que los llevan hasta las 230 UA de distancia.
Toda esta nueva información, por lo tanto, servirá para aumentar significativamente lo que sabemos sobre el sistema solar exterior. Y quién sabe si para descubrir por fin al misterioso mundo que los astrónomos llevan años buscando.