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A partir de las 19 de este domingo, 16 de febrero, se realizó en la esquina de calles Salta y Moreno de la capital correntina el homenaje a Vicente «Cacho» Ayala, Julio «Cacho» Barosi, Jorge Saravia Acuña y Orlando Romero, desaparecidos en una redada de la que participó la Policía en 1976.
La convocatoria cuenta con el acompañamiento de las organizaciones de Derechos Humanos de Corrientes y fue impulsada por la familia Ayala a través de una invitación pública formulada por Rosario, hermana de Vícente «Cacho» Ayala.
Recientemente, la placa conmemorativa de ese episodio y que se encuentra en el lugar de los hechos, fue restaurada por Diego, hijo de Cacho Ayala, junto a un grupo de militantes que desarrolló una serie de tareas de reparación y acondicionamiento
Asimismo, a través del Espacio de Memoria del ex Regimiento de Infantería 9, Rosario Ayala dio a conocer una reseña sobre el secuestro de los militantes en Corrientes.
«En una calurosa tarde, el 16 de febrero de 1976, unos jóvenes peronistas que soñaban un país más justo y solidario salían del restaurante «La casa antigua», y fueron secuestrados por una Comisión policial comandada por el comisario Diego Ulibarrie. Se los llevaron con destino incierto. Cuando se realizó el juicio en 2009 tuvimos algunas certezas sobre sus desapariciones, se aclararon muchos de sus padecimientos antes de llegar a su fatídico final. Nos preguntamos y lo haremos siempre por qué a ellos. Que delitos cometieron para que ni siquiera sus familias supieran nunca más de ellos. Está claro que se llevaron a los mejores de su generación, capaces de arriesgar sus valiosas vidas llenas de amor y esperanza por los más necesitados. Eran una afrenta demasiado grande para aquellos que buscaban lo contrario: el odio, la ambición, el egoísmo. Nunca antes en la historia de la humanidad se privó a los familiares de poder despedir los restos de sus seres queridos, aún entre los enemigos más acérrimos. Lo que hicieron no tiene nombre ni explicación lógica alguna.
Nos quitaron sus queridas presencias, junto a los 30.000. Maltrataron sus cuerpos, callaron sus voces pero sus corazones, sus firmes voluntades y su coraje nunca morirán. Estarán siempre a nuestro lado, al lado del pueblo que tanto amaron. Hasta la victoria siempre compañeros, los Cachos, Orlando y Jorge.»
Fuente: El Litoral