El presidente Javier Milei plantea una política de carnes que profundiza el atraso de masas. Y lo más extraño, es que también perjudica a parte del sector agroindustrial dominante. No solo quiere profundizar la concentración con el Estándar Sanitario Único, sino que también plantea «Exportar ganado en pie». Así, solo se reinstala en el Siglo XIX. Con el Decreto 133/25 anula el Decreto 322/1973, que prohibía la exportación de ganado en pie (vivo) para consumo.
De esta manera, Javier Milei, Luis Caputo y Federico Sturzenegger siguen flexibilizando la exportación de carne vacuna y destruyendo parte de los subproductos cárnicos. Defender este sector no es defender la cartelización del cuero, las menudencias, el sebo, los huesos, o la sangre. Desde el sector cooperativo en Autogestión Productiva, defendemos nuestros ingresos por los subproductos. Ingresos que nos garantizan una comercialización que sirve para tener rentabilidad y utilidades para pagar costos y obtener excedentes para los trabajadores autogestionados.
El decreto de 1973 habilitaba la exportación de ganado en pie solo a países limítrofes y al Perú. Hoy, no se advierte que las condiciones internacionales en aquella coyuntura. Había una política implementada por la CEE, que se iba a aplicar a partir de 1974, donde las reglamentaciones comunitarias tendieron a favorecer el ingreso de ganado en pie para su posterior elaboración y comercialización en el mercado europeo.
Pero hoy no es la misma coyuntura. Hoy, Milei y compañía no tienen en cuenta que ni Australia ni Nueva Zelanda -que eran los países que más exportación de este tipo hacían- están buscando dejar de exportar ganado en pie y poder diversificar la comercialización con los subproductos de la producción, para no perder la posibilidad de exportar y generar mayor rentabilidad con los subproductos. Quizás Milei y Caputo no pensaron en esto porque solo favorecen a los sectores más concentrados de la economía.
El ministro de Desregulación del Estado, Federico Sturzenegger, también cree que el Estado no debe tener ninguna restricción a la importación y exportación. En este contexto, basa todo en «el proceso de desregulación y la toma de decisiones libres». De esta forma, asegura que, en ese plano, se dará «el marco de la libre competencia y la certeza jurídica». La medida busca ampliar mercados y se enmarca en un proceso de desregulación económica impulsado por la administración de Milei, que solo favorece a un sector del poder dominante y trae más atraso a las masas oprimidas.
Esta medida errónea, en la Argentina actual, destroza aún más el perfil productivo de la cría y debilita más el stock ganadero en los rodeos nacionales no concentrados. Hecho que potencia más el crecimiento del precio de la carne y que afecta, aún más a la oferta y el consumo de carnes para los sectores de nuestra clase y pueblo. Así, sí nuestro país era el sexto productor mundial de carne vacuna, caería de esa posición a lugares menos favorables.
Por todo esto, desde el sector de los trabajadores en Autogestión Productiva de la industria cárnica, nos expresamos claramente en contra de esta medida. Y planteamos que nuestro país tiene capacidad ociosa para sacrificar más cabezas vacunas que las que se faenan y conseguir así más ingresos por los subproductos que se perderían con la exportación del ganado en pie.
También así, incrementando la producción de carne hay más valor agregado, mayor trabajo, más utilidades y mejores ingresos para los trabajadores de los distintos sectores de la industria de la carne, cuero, menudencias, sebo, etc. En última instancia, también se favorece el mayor bienestar animal, ya que se evitaría el mal trato en el proceso de embarque sobre el anima
