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Bahía Blanca: la inundación, en primera persona, por un trabajador cooperativo

La ciudad bonaerense de Bahía Blanca se encuentra en plena reconstrucción tras la última inundación que dejó muertes y pérdidas estructurales enormes. ElDIARIO accedió al relato en primera persona de un trabajador de la empresa frigorífica recuperada bahiense Incob. “Los que nos corresponde es hacer lo mejor que podamos para poder salir de esta situación”, dijo el cooperativista, al hablar del horror, del rol estatal, la reconstrucción y la solidaridad federal.

Orlando Aníbal Acosta, socio fundador de la Cooperativa de Trabajo Incob de Bahía Blanca habló con elDIARIO de la Región para contar en primera persona la tragedia y las consecuencias luego de la inundación.

El trabajador cooperativo hizo un repaso por las catástrofes ligadas a el agua que vieron antes, en qué situación queda la ciudad para la reconstrucción, el rol del Estado y la importancia de la ayuda horizontal, cooperativa y federal para salir adelante.

EL AGUA TRÁGICA

Acosta describe el presente como “una nueva situación crítica”. En diciembre del año pasado, la ciudad de Bahía Blanca atravesó un temporal ciclónico con vientos de 170 kilómetros por hora. “La ciudad quedó en ruinas, así que fue volvernos a levantar. En enero de este año sufrimos un temporal con lluvia de granizos del tamaño de pelotas de golf y la realidad es que pensamos que lo peor se había pasado porque generalmente se daba entre diciembre y enero las tormentas más grandes”, ejemplificó el trabajador frigorífico.

En persona, relata que para el jueves avisaron cómo iban a ser para ir a trabajar al día siguiente. “A las seis de la mañana me despierto y les pongo en el grupo que no íbamos a trabajar porque no había faena, era ir a hacer mantenimiento nada más, y otra porque estaba subiendo el agua muy fuerte. Recuerdo que abrí la cortina de casa, miré para afuera y vi que el agua estaba de punta a punta. Era normal que como que con mucha lluvia corra esa cantidad de agua para la calle; me fui a dormir y a las siete de la mañana me despierto porque sentí que el agua me tocaba la espalda. Me levanté, abrí los ojos, miré alrededor y vi todo flotando. La verdad entré en pánico, me dio mucho miedo. En un primer momento no sabía qué hacer, vi afuera que corría el agua como si fuera un río”, relató de esas primeras horas.

Me levanté, abrí los ojos, miré alrededor y vi todo flotando. La verdad entré en pánico, me dio mucho miedo», dijo Acosta de Incob.

Orlando pudo salir de su casa e ir al rescate de su mamá y su hermano con la familia que vivían cerca y los pudo evacuar. Los mismo hizo con sus perros. “Se cortó la luz, se cortó todo tipo de comunicación y quedamos incomunicados y no veíamos lo que sucedía en el resto de la ciudad. Sucedió algo que yo no le encuentro explicación y pensé que no lo iba a ver nunca en la vida: desde abajo entre los cerámicos del suelo volaban varios chorros de agua como si fueran de un bidet.

Su salvación fue la construcción a medias de una planta alta en su casa que, aunque no tenia escaleras, es la altura donde pudo ponerse a salvo con sus seres queridos. “Esto fue a las siete de la mañana y para las cuatro de la tarde ya el agua llevaba al metro 20, en casa no tomamos en ningún momento noción de lo que estábamos viviendo”, agregó.

Para el sábado, el agua pudo drenarse de a poco, hicieron limpieza de las casas y a la noche volvió la luz.

“Se nos juntaron tres cosas: agua que subía de la napa, la cantidad de agua que salía de Bahía y de los ríos; aparte una marejada que ingresó para lo que es Ingeniero White”, explicó.

“Al día de hoy todavía nos encontramos en una situación penosa porque pasaron cinco días y uno cree que la catástrofe ya pasó y no; recién empieza porque lo primero fue el hecho, pero ahora quedan las consecuencias de esto, seguir encontrando gente sin vida. Se volaron todos los puentes, Bahía quedó literalmente dividida lo que es norte y sur porque estaban los puentes para pasar de un lado al otro. El arroyo cruza toda Bahía Blanca por el medio así que una parte de la ciudad quedó incomunicada”, comentó.

Sobre la gravedad de la catástrofe dijo que “este canal lo que hizo al desbordar después cuando empezó a bajar el caudal de agua empezó a succionar todo lo que había cerca: vehículos, gente, todo absolutamente, se la llevaba a la correntada hacia el lado del mar”. “Si te paras en la ruta ves todavía la montaña de motos y autos con cuerpos adentro que están tratando de rescatar pero que es imposible acceder porque la zona del mar de Bahía son humedales, se entierran al subir y bajar la marea”, señaló.

“Todos los días vemos noticias de algún conocido, algún vecino que perdió la vida o que está en una situación en la que está tratando de pelearla todo lo que es la construcción está frenado, todo lo que es comercio está cerrado, porque está todo inundado. Muchos negocios no abren por miedo a los saqueos, que no se ha dado, pero bueno los ánimos van cambiando constantemente y por sobre todo los hogares las casas llenas de barro, la humedad en las paredes, se empiezan a descascarar las puertas, se empiezan a rajar los colchones”, detalló.

“Es difícil de describir, Bahía hoy está en una situación muy crítica. Desde la cooperativa, nuestra fuente de trabajo quedó intacta porque justo está en una zona muy elevada, pero nos pasó factura en el frigorífico primero y lo levantamos. Los que quedaron en ruinas fueron los hogares. Con esta inundación, tenemos gran parte de compañeras y compañeros que viven en las partes que se inundaron con más de un metro y medio o dos metros de agua”, destacó.

Sobre el trabajo cooperativo, dijo que están sin faenar porque los campos están inundados y los camiones no pueden ingresar a sacar hacienda. Además, la carne que está en el frigorífico no se puede vender porque la carnicería está rodeada de agua y deben controlar la electricidad.

El grupo cooperativo se encuentra trabajando de lleno de forma solidaria con la comunidad. Llevaron “camionetas, vehículos con tambores de 200 litros a los que le cortamos la parte de arriba para llevar agua”. Sacando barro y llevando “el cloro y el detergente que nosotros usamos para desinfectar la playa de faena y distintos sectores para que puedan hacer la limpieza. Llevarles agua potable, ropa y comida. Es muy duro”, dijo Acosta, conmovido.

“Ver compañeros y compañeros con niños que no tienen dónde dormir, que están de prestados, yendo de un lugar para el otro. Ver compañeros mayores de edad teniendo que volver a arrancar de cero”, expresó.

Como compañeros de trabajo lo que nos corresponde es hacer lo mejor que podamos para poder salir de esta situación”, enfatizó el trabajador autogestionado bahiense.

“Como compañeros de trabajo lo que nos corresponde es hacer lo mejor que podamos para poder salir de esta situación”, enfatizó.

Sobre el rol estatal, Acosta indicó que lo de Nación le parece “una tomada de pelo. Me duele que el Gobierno haya girado 10.000 millones para una ciudad que necesita para reconstruirse 400.000 millones de pesos”. De la provincia, dijo que no vio medidas concretas para poder paliar esta situación. “Las dos partes me parece que están queriendo hacer una cortina de humo”, dijo y agregó que, desde el Municipio, sin ser él de ningún espacio partidario y con la autogestión como bandera, la Intendencia está haciendo todo lo posible por ayudar de manera directa a las personas más vulnerables.

“La gran ayuda que está teniendo Bahía Blanca están llegando desde los pueblos de toda la Argentina”, sentenció el referente cooperativo. “El que está al lado está igual que yo, esta inundación nos dejó de forma horizontal, seas rico o pobre estás pidiendo colchones, porque no hay sistemas electrónicos y perdimos todo”, concluyó.

BREVE HISTORIA DE INCOB

Esta cooperativa surge tras la quiebra fraudulenta de una firma de sociedad anónima frigorífica en 2005. Los trabajadores empezaron a hacer una guardia que cubría las 24 horas en la empresa, situación en la que estuvieron más de dos años, con la esperanza de cobrar las indemnizaciones y después con la ilusión de poder reabrir como empresa autogestionada.

“Esos dos años fueron realmente muy duros, cuando empezamos con el reclamo éramos 45 y tras pasar los años, quedamos 18. Estábamos convencidos de que la idea de abrir como autogestionada, aunque nunca supimos explicar qué nos daba esa seguridad”.

En septiembre de 2007, Incob abrió ya como cooperativa. De 18, debían lograr ser mínimo 50 personas para poder realizar todo lo que era la faena y la parte administrativa. “Así que empezamos a llamar amigos, parientes, familiares, conocidos, gente que había estado cerca del frigorífico durante la lucha apoyándonos de distintos sectores que quisieran integrar la empresa y desde entonces empezamos a trabajar”, relató Acosta.

Cooperativa La Prensa

Cooperativa de Trabajo y Consumo Ltda La Prensa

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