Derechos Humanos

Reprogramaron para el martes el homenaje a Mirta Clara

Hoy se cumple un año del fallecimiento de la ex detenida política y militante por los Derechos Humanos, (y por la Salud Mental) Mirta Clara de Sala, referente regional y nacional del proceso de Memoria Verdad y Justicia de los últimos años, siempre presente en la lucha por el juzgamiento a los genocidas del terrorismo de Estado y en la militancia por fortalecimiento de las libertadas y de las garantías democráticas.

Por ello, organismos de Derechos Humanos, sobrevivientes del terrorismo de Estado y demás personas que tuvieron la suerte de conocerla convocaron a participar en un homenaje que se realizaría este jueves pero por razonez climáticas fue suspendido hasta el martes, en el Monumento a los caídos en la Masacre de Margarita Belén, en ruta 11.

Este homenaje es organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, la Cátedra Libre de DDHH, Carlos Zamudio, y la Comisión Provincial por la Memoria.

UNA IMPRESCINDIBLE

Mirta comenzó su militancia política en la Juventud Peronista -Montoneros en la Plata, a principios de la década del 70, junto a su compañero de toda la vida, Néstor “El Flaco” Sala, fusilado en la Masacre de Margarita Belén. La pareja arribó a Chaco en octubre de 1975, a raíz de la cruenta represión a los militantes desencadenada por la Triple A y luego profundizada por el gobierno dictatorial luego del 24 de marzo.

Aquí, se instalaron en una vivienda de Villa Los Lirios, junto con la hija mayor de la pareja, Mariana, y un niño por nacer, Juan Andrés. Al poco tiempo, fueron secuestrados por la “patota” de la Brigada de Investigaciones, comandada por los policías Carlos Thomas, Gabino Manader y Lucío Caballero, en coordinación con los mandos militares de la zona. Allí comenzó un periplo de detención clandestina, torturas y luego cautiverio por diversas cárceles durante ocho años para Mirta, y el fusilamiento el 13 de diciembre de 1976 para el “Flaco”.

JUICIO Y CASTIGO

Recuperada la democracia, Mirta encauzó todas sus energías en el juicio y castigo a los responsables del genocidio, tarea en la que su perseverancia y empuje la convirtieron en un verdadero pilar para la causa, siempre presente cada 13 de diciembre en los actos de homenaje a los masacrados, y en cada marcha o instancia judicial o de difusión sobre el tema, en una época en la que luego de los indultos y de las leyes de impunidad, lo que imperaba era el olvido y había que remar contra la corriente desde el llano.

En ese sentido, cabe recordar que fue una carta suya al entonces presidente Néstor Kirchner, en la que denunciaba la ignominia de significaba tener a uno de los represores denunciados como autores de la Masacre como agregado militar en Italia, la que derivó en el cese en funciones del coronel Horacio Losito, luego condenado a prisión perpetua en 2011 por su accionar en los fusilamientos del 13 de diciembre de 1976.

Y es que ya con los juicios orales al terrorismo de Estado, perpetrado en la región en curso, el testimonio de Mirta, tanto en la Causa por la Masacre I y II y en la Causa Caballero, por torturas en la ex Brigada de Investigaciones fue uno de los puntales para la formulación de las condenas a la par que un alegato político sobre cómo funcionó el exterminio perpetrado contra las organizaciones populares durante la última dictadura cívico militar.

DERECHOS HUMANOS Y SALUD MENTAL

En esta militancia por la Memoria confluyó también una activa militancia por la salud mental y el respeto de los derechos humanos de usuarios y pacientes. Mirta fue psicóloga y ejerció la profesión en un centro de salud de Buenos Aires desde una perspectiva consecuente con sus convicciones: con la salud mental como un derecho humano en función del bienestar comunitario y desde una perspectiva libertaria. En su práctica diaria y en cuanto encuentro o mesa de debate en los que participó, fue una crítica acérrima a las prácticas de confinamiento en instituciones estatales y clínicas privadas.

Su última visita a Chaco tuvo lugar en el marco de los homenajes por los 30 años del Mural de Amanda Piérola, “Margarita Belén Dolor y Esperanza”, junto con Horacio Vertbisky, dónde convocó a seguir sumando energías al avance en las respectivas causas judiciales, para el encarcelamiento de los genocidas impunes, el juicio a los cómplices civiles y funcionarios judiciales y la búsqueda y restitución de los restos de los desaparecidos, pero también para avanzar en más y mejores derechos para todos y todas.

Por todo ello, desde la Comisión Provincial por la Memoria señalaron que “la recordamos con profundo amor y reconocimiento, como el cuadro integral que fue, nada más y nada menos que una militante del pueblo y de la vida, y una verdadera imprescindible. Se nos fue en octubre, mes de lealtades y de revoluciones, pero estará con nosotros presente en cada marcha y en cada lucha por la justicia social y por la libertad y la dignidad humanas”.

 

 

 

Cooperativa La Prensa

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