Derechos Humanos

Abuso sexual en la infancia: el sufrimiento no prescribe

“Hablamos cuando tuvimos fuerzas. Desde 2016 hay una ley que le dice a las víctimas ‘yo respeto tu dolor, respeto tus tiempos, denunciá cuando puedas’. Esta ley fue el instrumento que nos permitió denunciar. Ahora necesitamos que la Justicia, como poder que organiza nuestra sociedad, se pronuncie, que diga que estas cosas que le pasaron a Belén y Rosalía no pueden pasar y que los responsables son estos. Para volver a organizarnos”. Palabras de Rosalía Alvarado sobre la denuncia por abuso sexual que junto a María Belén Duet presentaron contra Daniel Pacce, exfuncionario y diputado nacional por el justicialismo y su esposa, Noemí Alvarado (tía por vía paterna de Rosalía) a mediados de los 80. Cuando fueron atacadas por el matrimonio Pacce ambas mujeres eran niñas, Rosalía tenía seis años, y María Belén tres.

Cuando habla, Rosalía lo hace con toda la emoción desbordando en la voz y los ojos, pero sin el menor atisbo de rencor, con la tranquilidad que quien espera que se le retribuya algo que le corresponde. Lo mismo que espera María Belén, que plantea: “Seguimos todavía con la expectativa de que el Poder Judicial haga un análisis superador de la letra de la ley, esperamos un análisis más sensible, entendiendo el lugar de la víctima. Queremos un proceso de justicia, y si dicen que la nuestra es una falsa denuncia, entonces que eso se demuestre también”.

Recientemente tomaron conocimiento de que la Fiscalía Nº 9 de nuestra ciudad, a cargo de Daniela Meiriño, de archivar dos denuncias por abuso sexual contra Daniel Pacce, y su esposa, Noemí Alvarado (expedientes Nº 21453/2016-1 y Nº 30631/2016-1). Este matutino se comunicó con la oficina de citada fiscalía en repetidas ocasiones, sin lograr dar con la Fiscal Meiriño. En todo este tiempo el avance de la causa fue prácticamente nulo; fueron tomadas una serie de declaraciones, se notificó a Pacce, (no así a su esposa, también denunciada) y luego la defensa presentó el pedido de prescripción.De prosperar esta solicitud de la defensa, la querella deberá recurrir al Juzgado de garantías. Ambas sobrevivientes esperan la ratificación de pericias realizadas en la causa y que el matrimonio sea convocado a declarar y llevado a juicio oral. Por ellas, pero también por una cuestión de justicia social. Y es que, como suele suceder en este tipo de crímenes, los ataques sufridos por ambas podrían no ser los únicos: “Existe la posibilidad de más casos. A raíz de las notas publicadas varias personas nos trasmitieron sus sospechas sobre hechos similares”, precisó Rosalía.

ABUSO Y DERECHOS HUMANOS

Consultadas sobre la existencia o no de un acompañamiento por parte de organizaciones de género, o bien, de derechos humanos, Belén comentó: “La sensación que tenemos es que seguimos siendo minoría, no está dada la importancia necesaria que tiene, falta tejer la trama de conciencia en la problemática de la víctima, que también es una problemática social, hay mucha relación con la violencia de género, pero este tema cuesta que sea visibilizado y esto habla de los silencios sociales. Y este tema trasciende el plano personal y alcanza un plano público. Los derechos de integridad del niño forman parte de los derechos humanos”.

RESPETO A LAS VÍCTIMAS

Durante años tuvieron que lidiar cada una a su modo con esa encerrona macabra que implica que “quien te tiene que querer y cuidar hace todo lo contrario y te destruye” según palabras de la propia Rosalía.

Cuando ya adultas lograron la confianza necesaria para superar la angustia y el manto de silencio que envuelve a este tipo de crímenes (sobre todo teniendo en cuenta la situación de poder del acusado)  y quisieron denunciar lo sufrido, se toparon con un nuevo obstáculo: para la ley vigente el delito se encontraba prescripto. Por ello tuvieron que esperar a la reforma de la ley 27206 que canceló la prescripción del abuso sexual en la infancia para poder presentar una denuncia formal contra sus agresores el 15 de junio de 2016.

Para Rosalía: “Poder contar lo ocurrido implicó terminar el abuso. Siempre fui positiva, pero siempre fui una persona muy angustiada, ahora me siento más alegre. Pero durante mucho tiempo no pude hacerlo, no sabía qué hacer, ni cómo reaccionar, tuve mucho miedo”, recuerda.

Asimismo, María Belén sostiene: “Somos una sociedad de miedo en su común denominador, y la Justicia tiene la obligación de revertir esa condición en la opinión general, y el modo en el que lo puede hacer es generando un discurso justo sobre cualquier delito o patrón de conducta que vaya en detrimento de los derechos de las personas, en este caso, de la niñez”.

DEPREDADORES

Daniel Pacce fue funcionario durante la gobernación de Florencio Tenev, y diputado nacional por el justicialismo entre 1987-1991, tuvo un paso por demás intrascendente por el Congreso de la Nación, por lo menos en lo que a labor parlamentaria se refiere.

Pacce y su esposa Noemí Alvarado (integró el Directorio del Instituto de Vivienda), tenían una vida social muy activa y era habitual que su domicilio hubiese muchos niños, hijos de amigos y allegados.

Noemí atraía las niñas con la excusa de cuidarlas y atenderlas, y Pacce consumaba la agresión en Su domicilio, a la vuelta de la vivienda familiar de Rosalía, por calle Cervantes: “Noemí actuaba como la tía buena y cariñosa que me llevaba a su casa para cuidarme, porque mis padres trabajaban todo el día, pero venía a buscarme para entregarme. Sabía que Pacce era un abusador de menores y ella me iba a buscar, me metía en su cama y se iba. Y él hacía lo que quería conmigo. Al rato ella venía y se acostaba con nosotros y dormían la siesta. Mi tía Noemí que me invitaba a entrar en la habitación, recuerdo nítidamente que en una oportunidad me dijo que le pregunte a mi tío “donde estaba la fantasía” (por el clásico infantil de Disney), mi tío me esperaba adentro y puso la película “La historia sin fin”. Al día de hoy Rosalía no soporta la visión de ninguna de esas películas.

El final de los abusos físicos a Rosalía sobrevino cuando tenía once años, según puede recordar. Rosalía jugaba en la casa de los Pacce y su tía le dijo que acompañara a su tío a buscar a una prima, que estaba jugando al hockey en un campito del club Hindú. “Yo no quería ir, pero ella insistió. Cuando llegamos al lugar, no había nadie, era un descampado desierto. Yo estaba muerta de miedo. Él no me decía nada, me ponía una mano en la pierna. Yo lloraba y le decía “llévame a mi casa, quiero ir con mi mamá”, pero él nada. Fue una sensación de tener la muerte encima, sentir que la muerte es inminente. No sé qué pasó, pero de pronto frenó y me dijo una frase que me quedó grabada para toda la vida y que sentenció mi culpa, porque eso es lo que una siente, mucha culpa, como si fuera que uno tiene la culpa de que eso le haya pasado; ‘que te haces si a vos te gusta’ y ahí me trajo”.

 Cuando regresaron, efectivamente, su prima jugaba con sus amigas, el torneo de hockey había sido un pretexto. “Mi tía me recontra entregaba”. Luego de ese episodio se fue alejando, “ya no dejaba que me metan en el dormitorio, a la vez fui creciendo y supongo que él perdió el interés”.

RECONOCIMIENTO TARDÍO

En el caso de Belén, la relación con los Pacce surge de la amistad que tenían estos con sus padres. “A pesar de haber sido muy pequeña, tengo recuerdos muy nítidos de Pacce y Noemí invitándome a ingresar al dormitorio matrimonial, y recuerdo estar en un colchón”. También recuerda una ocasión en la que Pacce durante una de sus visitas la sorprendió en un pasillo y la llevó al baño; sorpresa, susto, impotencia, y desesperación ante lo incomprensible de la situación para una niña ante el cuerpo enorme y desnudo de Pacce, que la subyugaba mientras le preguntaba “si lo quería tanto como él a mí”.

Al poco tiempo su comportamiento generó la sospecha en una maestra jardinera de que “algo no estaba bien” y la docente alertó a la familia Duet. Se realizaron varias consultas con psicólogos y un juez de familia y se resolvió que lo mejor era no hacer una denuncia “para que no me hiciera daño y que no se hablara del tema”.

 En aquel momento su familia cortó todo contacto con el matrimonio Pacce Alvarado y por mucho tiempo el hecho pareció quedar sepultado. Pero la memoria es más fuerte; a los 12 años Belén vivió lo que los profesionales en la materia describen como "descubrimiento tardío o retardado” a raíz de haber sido tan pequeña cuando sufrió la agresión. Estaba con su hermana viendo un episodio de la serie Nueve Lunas en el cual el argumento trataba sobre un caso de abuso sexual. “Sentí una identificación muy fuerte, y una angustia muy intensa, comencé a agitarme y a sudar, y le pregunté a mi hermana mayor si yo había vivido algo así, y ella me lo confirmó”.

ASI: EL DELITO MÁS IMPUNE 

Tanto Rosalía como María Belén, si bien intentaron, no tuvieron posibilidad de acceder a la Justicia para hacer efectivas sus pretensiones a raíz del “cepo judicial” que implicaba la redacción del anterior código penal en lo referente al lapso temporal contemplado por la ley vigente.  El 28 de octubre del año 2015, luego de innumerables iniciativas y reclamos motorizados por varias agrupaciones de víctimas de ASI y demás organizaciones sociales, fue sancionada la Ley N º 27.206, por la cual “se suspende la prescripción mientras la víctima sea menor de edad y hasta que, habiendo cumplido la mayoría de edad, formule por sí la denuncia o ratifique la formulada por sus representantes legales durante su minoría de edad”. Varios expertos plantean que el abuso sexual infantil es una de las peores formas de maltrato y con el mayor subregistro estadístico, debido al secreto que con tanta frecuencia rodea estos casos y que impide recabar documentación fidedigna.

El ex juez del Tribunal oral federal N º 1 de la Plata Carlos Rozanski advierte: “El delito de abuso sexual infantil es el más impune de la Tierra. En Argentina, se esclarecen entre el 1% y el 2% de los delitos que se denuncian, no de los que se comenten. Si se tiene en cuenta que en el caso de abuso sexual infantil sólo se denuncia menos del 10%, de cada 1000 abusos, se esclarece uno; por tanto 999 quedan impunes”. La senadora Sigrid E. Kunath, autora del texto legal que se invoca, manifiesta que se trata de delitos que presentan particularidades propias por las cuales resulta necesario extender los plazos generales de la prescripción en materia penal.En muchos de los casos suele suceder lo que se denomina "descubrimiento tardío” o bien lisa y llanamente un retraso en la posibilidad de expresar lo ocurrido, razón por la cual estos ilícitos raras veces son denunciados en forma inmediata. Por ello la legisladora plantea la importancia de “respetar los tiempos de la víctima hasta que esté “en condiciones de instar la persecución ante la justicia penal, habilitando así su investigación, juzgamiento y castigo” 

 

 

 

Cooperativa La Prensa

Cooperativa de Trabajo y Consumo Ltda La Prensa

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Cerrar
Cerrar